Durante los últimos 27 años, Afganistán ha sido pisoteado primero por los invasores rusos y sus lacayos Khalqi y Parchami. Después, tras el colapso de los regímenes títere en 1992, el sangriento y traidor Emirato de los Yehadis dejó una marca profunda e incurable en las almas y en los cuerpos de nuestra nación. Cuatro años más tarde, cuando las bandas de criminales fundamentalistas no pudieron consolidar su Emirato asfixiante, sus jefes forasteros pusieron sobre el tablero a sus piezas reservadas, los Talibán, cuya furiosa ferocidad contra las mujeres y los hombres de este país ha dejado oscuras huellas no sólo en la historia afgana sino también en la historia universal. El salvajismo talibán prevaleció a pesar de todo en un silencio sepulcral en Afganistán, pero al mostrarse desobediente ante sus creadores estadounidenses por su alianza con los terroristas de Al-Qaeda del 11 de Septiembre, su gobierno medieval se evaporó. Ello no demolió su poder militar; en vez de eso se derramó la sangre de más de 3000 inocentes almas afganas. Siguiendo a la disolución de los Talibán, los EEUU y sus aliados tranfierieron el poder político a los criminales de la asesina "Alianza del Norte" que son en sí mismos todavía más misóginos y contrarios a los Derechos Humanos. Fueron proclamados vencedores bajo la sombra de los caza B-52.

La "Alianza del Norte" mostró su auténtico carácter “gobernante” entre 1992 y 1996. Enmedio de la más oscura era de la historia afgana, su crueldad y sinsentido fueron de tal calado que nuestro pueblo olvidó los bombardeos, el genocidio y el terror de los invasores rusos y sus espantapájaros nativos. Por lo tanto, no es extraño que a pesar del reciente establecimiento de un gobierno interino y de las elecciones presidenciales, no haya honor entre ladrones, como no hay signo de paz ni de progreso económico, puesto que en esencia no hay diferencia entre dos campos criminales. La "Alianza del Norte" y los Talibán son sólo como un alma en dos cuerpos, porque las bandas de la "Alianza del Norte" no pueden sobrevivir sin depender del terror y del narcotráfico.

La persistencia de la actual inestabilidad y el apoyo de Occidente a los terroristas de la "Alianza del Norte" en Afganistán prueba que los EEUU y sus aliados no prestan atención a los Derechos Humanos y los Derechos de las Mujeres, sino que únicamente persiguen sus propios intereses políticos y económicos.

A pesar de las amenazas y del terror fundamentalista, nuestro pueblo y en particular las mujeres han mostrado su más profundo odio y rabia hacia los señores de la guerra y su amor por la libertad y la democracia mediante su valiente y masiva participación en las elecciones presidenciales.

Dando sus votos a Karzai, nuestras mujeres y nuestros hombres se dieron la oportunidad de escupir en la cara de los señores de la guerra de todo tipo: los verdugos de sus criaturas, los violadores de las abuelas de 70 años y de las niñas de 7, la mafia religiosa y aquellos artífices de la destrucción, el saqueo y la venta del patrimonio nacional y sus reliquias históricas.

Por desgracia, Karzai traiciona la confianza del pueblo y ningunea sus votos. Apoyándose en Sayyaf, Rabbani, Karim Khalili, Ismail Khan, Dr. Abdullah, Dostum y en otros señores de la guerra e incluyendo a algunas infames mujeres fundamentalistas en su gabinete, ha establecido una coalición y un gobierno basados en la conveniencia. Debido a la amabilidad de Karzai hacia los criminales de la "Alianza del Norte", los asesinos del Dr. Abdul Rahman y los estudiantes de la universidad, el matón Jaihon que asesinó a Haidari, los violadores de la joven Rahima y cientos de otros villanos y bandas se pasean ahora con chulería por las calles de Kabul y otras provincias, protegidos por los bandidos de la "Alianza del Norte".

Las noticias sobre pactos con los Talibán y Gulbuddin son actualidad estos días. Se equivoca Karzai si cree poder encubrir sus desvergonzados pactos con el enemigo de nuestro pueblo bajo la confusión de la así llamada unidad nacional. La unidad nacional se puede alcanzar sólo manteniéndola limpia de la suciedad de los fascistas fundamentalistas. Una unidad que incluye a elementos cuyas manos están manchadas con la sangre de nuestro pueblo, no es una unidad nacional sino una pérfida alianza contra nuestra nación.

Si los fundamentalistas no son conducidos ante un tribunal por los innumerables crímenes y atrocidades que han cometido, si sus armas no son confiscadas y especialmente si no se expropian los miles de millones de dólares que retienen en sus bolsillos, de hecho no se habrá progresado. Esos criminales usarían y usarán el dinero para cometer crímenes, terrorizar, conspirar y comprar las elecciones parlamentarias. En este país, ahora rehén de la mafia de la "Alianza del Norte", las elecciones parlamentarias representan un espejismo y un juego irónico que no tendrán el más leve efecto sobre la vida del pueblo, no curarán sus viejas heridas. No obstante, los señores de la guerra -con descaro autoproclamados "líderes y comandantes"- continuarán con su reino del terror.

Recientemente, la "Comisión Independiente de Derechos Humanos" publicó un informe que contenía documentos de crímenes de guerra y violaciones de los Derechos Humanos desde el golpe del 27 de Abril hasta el colapso de los Talibán. Si dicho informe fuera objetivo, completo y verdadero para el llanto de nuestro pueblo honrado, todos los criminales deberían haber sido señalados por sus víctimas. Pero ni el nombre de un solo criminal es revelado en ese informe sesgado. Si los criminales no son perseguidos y condenados, si sus nombres no son recopilados para prohibirles abandonar el país, creemos firmemente que la publicación de esos informes sólo contribuyen a decepcionar al pueblo y a tirarle arena en los ojos. La mayoría del pueblo afgano, que ha sufrido el dolor más patético durante los últimos 25 años, no pide más que un juicio limpio y el castigo de los líderes y cabecillas de los bandidos Khalqi, Parchami, Yehadi y Talibán.

La Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán ha afirmado en incontables ocasiones que los líderes de Khalq y Parcham, de la Alianza del Norte y los Talibán deben ser citados como otros criminales de guerra ante la Corte Internacional para responder por haber cometido abominables crímenes y por haber saqueado el patrimonio nacional. Nunca se les debería permitir sentarse en ningún ministerio o embajada de Afganistán.

Mientras enviamos nuestra felicitación con motivo del Día Internacional de la Mujer a todas las mujeres oprimidas y amantes de la libertad de Afganistán y otros países, creemos con firmeza que el día más brillante para todos los hombres y las mujeres de nuestro país hundido en la miseria será aquél en el cual celebremos la democracia basada en el laicismo, cuando sea del todo erradicada la influencia de los fundamentalistas para manipular la religión. La celebración del Día Internacional de la Mujer adquiere todo su significado en estas circunstancias. Estrechamos las manos de todos los colectivos y pueblos que se mantienen firmes de "pies a cabeza" en la batalla contra los bandidos fundamentalistas de toda estirpe y contra sus patrones, colectivos y pueblos que no se rinden por miedo, dudas o concesiones en el trabajo por aquel día y por la reconstrucción de nuestra nación amada.