Discurso de una miembro de RAWA
al recibir un doctorado honoris causa en Bélgica
el 16 de mayo de 2003


Estimados amigos, honorables profesores y académicos:

En nombre de los otros cuatro doctores honoris causa y de la RAWA [Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán], quisiera expresar nuestros sinceros agradecimientos a la Universidad de Amberes por conferirnos este honor.

El reconocimiento internacional es un incentivo importante y los doctorados honoris causa que hemos recibido nos alentarán para continuar trabajando lo mejor posible, cada una en nuestro propio terreno.

En esta ocasión tan importante, estoy orgullosa de representar a la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA) y a las mujeres afganas oprimidas y de recibir este doctorado honoris causa en reconocimiento de la lucha de la RAWA por la libertad, la democracia y los derechos de las mujeres. También van nuestros agradecimientos de todo corazón a nuestros leales amigos de la Universidad por su duro trabajo por obtener la nominación de la RAWA para este honor.

Este doctorado honoris causa tiene un inmenso significado para nosotras porque en el pasado hemos visto cómo a veces han sido objeto del reconocimiento internacional individuos que estuvieron en estrecha asociación con ésta o aquella facción fundamentalista. Muchos de ustedes recordarán que hace un año Ahmad Shah Massoud, un conocido señor de la guerra criminal afgano, fue nominado para el Premio Nobel de la Paz. Fue, por cierto, un insulto extremadamente doloroso y un aplastante golpe psicológico para el pueblo amante de la paz de Afganistán.

Estimados amigos,

Ustedes han honrado a la RAWA, la organización antifundamentalista más antigua de Afganistán. Su bandera está marcada por la sangre de Meena, su líder fundadora. Durante los últimos 26 años, a pesar de dificultades inimaginables, la RAWA ha estado a la vanguardia de la lucha por la democracia y los derechos humanos y contra el terrorismo fundamentalista. Ha hecho sacrificios, ha sido continuamente perseguida y acosada, incluso en Pakistán. Con la excepción del breve período en el que Afganistán figuró en la primera plana de las noticias, los sufrimientos del pueblo afgano, y en particular de sus mujeres, han sido continuamente ignorados por los medios dominantes o presentados como algo marginal y sin importancia.

Los pueblos del mundo deberían saber que a pesar de que el despreciable y opresivo régimen de los talibán ha terminado en nuestro desgraciado Afganistán, esto no significa el fin de las penurias de nuestra torturada nación. Duele oír a algunos dirigentes y medios occidentales que hablan frecuentemente de la "liberación" de Afganistán. Contrariamente a las aspiraciones de nuestro pueblo y las expectativas de la comunidad mundial, la Alianza del Norte, esos correligionarios de los talibán, están de nuevo en el poder y son generosamente apoyados por el gobierno de EE.UU. En realidad, al reinstalar a los señores de la guerra en Afganistán, EE.UU. está en última instancia reemplazando a un régimen fundamentalista por otro. La Alianza del Norte no es otra cosa que una frágil coalición de bandidos con una larga lista de crímenes y brutalidades.

Según el influyente periódico británico The Independent - cito (14 de noviembre de 2001) "Sigue siendo un hecho que desde 1992 a 1996, la Alianza del Norte fue símbolo de masacres, violaciones y saqueos sistemáticos".

The Guardian (16 de noviembre de 2001) escribió: "Es extremadamente irónico que el primer logro de la guerra contra el terrorismo haya sido instalar en Kabul a la Alianza del Norte, que ha convertido el terrorismo en toda su línea política y su forma de vida durante más de 20 años".

Los talibán han sido severamente criticados como los gobernantes más brutales por sus acciones contra las mujeres, pero los medios no han dado mucha cobertura a los preceptos y atrocidades contra las mujeres de la Alianza del Norte, cuyos dirigentes fueron los primeros en imponer reglas misóginas contra las mujeres.

La llamada "guerra contra el terrorismo" ha derrocado a los talibán, pero no ha eliminado el fundamentalismo religioso que constituye la mayor causa de toda nuestra miseria. Como ha señalado continuamente la RAWA, se necesitará ciertamente un enfoque muy diferente para eliminar esos males.

La guerra de EE.UU. no ha producido ningún cambio positivo de importancia para nuestro país. Es del todo evidente que EE.UU. no fue a Afganistán a liberar a su pueblo, sino a castigar a sus propias díscolas creaciones - Osama bin Laden y los talibán. Sólo unas pocas semanas antes de la tragedia del 11 de septiembre, la administración Bush dio 43 millones de dólares a los talibán.

Por nuestros inequívocos comentarios al respecto, algunos nos tratan de "anti-estadounidenses". Sin embargo, queremos al pueblo de EE.UU. y sentimos gran aprecio por su actitud humanitaria, su generosa ayuda financiera y su reconfortante apoyo. Como en el caso de muchos pueblos y países en el mundo, existe una diferencia entre el pueblo de EE.UU. y su gobierno.

La RAWA fue el único grupo afgano que se unió al reciente movimiento mundial contra la guerra. Es grandioso ver que Bélgica también formó parte del frente contra la guerra, pero también debería unirse al frente contra el fundamentalismo y a favor de la democracia. Esperamos que Bélgica sea el primer país en estar lado a lado con nuestro pueblo amante de la libertad y la democracia y que lo apoyará, aunque muchos otros países, para proteger sus intereses, escogen a sus amigos en Afganistán de entre las fuerzas más infames y oscurantistas.

Estimados amigos,

Contrariamente a lo que ustedes pueden haber oído, Afganistán no es un país liberado, sino que se ha convertido en un auténtico infierno bajo los señores de la guerra terroristas favorables a Massoud. Según el último informe de la ONU, Afganistán se ha convertido en el mayor productor mundial de opio y todos los señores de la guerra y otros que están en el poder, están involucrados en el sucio negocio del tráfico de droga. Sólo hace unos pocos días, Human Rights Watch reveló la verdadera situación de la pretendida "libertad de prensa" en Afganistán, al escribir -cito- "Funcionarios de la seguridad han advertido a los periodistas que dejen de publicar artículos críticos (…) Varios periodistas han sido ya arrestados por las fuerzas policiales y detenidos en las cárceles de Kabul".

La represión y los fusiles de los fundamentalistas determinan los resultados de la próxima elección en Afganistán. Los señores de la guerra de la Alianza del Norte influirán fácilmente en ella con su dinero y sus armas.

El trabajo de la RAWA es aún más difícil dentro de Afganistán en un clima semejante. No podemos siquiera vender abiertamente nuestras publicaciones y los que son sorprendidos leyendo o vendiéndolas son amenazados y torturados. Ninguna organización femenina que sea antifundamentalista en serio puede actuar abiertamente en el Afganistán de la actualidad.

El objetivo a largo plazo de la RAWA es educar a numerosas mujeres afganas. Educar a una mujer es armarla con la mejor arma existente para que luche por sus derechos. Pero bajo la actual situación de barbarie, seguimos obligadas a realizar clandestinamente la mayor parte de nuestros programas educativos.

Las miembros de la RAWA han arriesgado sus vidas documentando los abusos de los derechos humanos, realizando redes escolares clandestinas, organizando instituciones educativas, orfelinatos, hospitales y centros de atención sanitaria que dan tratamiento médico gratuito a mujeres y niños. Nuestra preocupación actual más urgente es por los problemas financieros de la RAWA, que pone en peligro nuestros proyectos. Nuestro hospital, en particular, corre peligro de ser clausurado por nuestra falta permanente de suficientes fondos.

Al agradecer una vez más a la Universidad de Amberes, la RAWA asegura a todos sus amigos que no renunciaremos ni por un instante a nuestra lucha por la libertad, la democracia y los derechos de la mujer en un Afganistán arruinado por el fundamentalismo. Continuaremos con nuestro compromiso jurado de decir la verdad, incluso si ese compromiso nos exige un precio elevado. Decir la verdad es siempre revolucionario, así que seguiremos siendo revolucionarias de por vida.

Gracias.



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RAWA member after receiving the doctorate
El 16 de mayo de 2003, una miembro de RAWA recibió un doctorado honoris causa por extraordinarios logros no-académicos durante una ceremonia en Amberes, Bélgica.

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