¡Los fundamentalistas talibanes y jehadis no representan la voluntad real del pueblo afgano!

Otro año sangrante ha transcurrido, en el que tanto los fundamentalistas talibanes como los jehadis, liderados por la banda de Rabbani-Massoud han sembrado la barbarie, el saqueo, la muerte, la destrucción y han provocado violaciones, migraciones forzadas y traiciones. Aunque sus acciones afectaron a miles de personas, fueron especialmente las malhadadas mujeres las que se convirtieron en carne de cañón de las brutalidades y los crímenes contra la humanidad perpetrados por los fundamentalistas.

El norte del país se volvió a convertir en el escenario de las masacres y las luchas más brutales, pero lamentablemente las Naciones Unidas hicieron caso omiso del problema, y cerrando los ojos ante los crímenes cometidos por los jehadis y adoptando una actitud ambigua hacia los heridos, especialmente hacia las mujeres en estado de choque, ofrecieron una vez más el asiento de Afganistán en las Naciones Unidas en manos de los representantes de los jehadis.

Las Naciones Unidas, en lugar de ceder el asiento de Afganistán a los asesinos del pueblo afgano, Rabbani-Masoud y compañía, lo que deberían hacer es perseguir a todos los integristas en tanto que criminales, y entregarlos al Tribunal Internacional para que los juzgue como les corresponde, aunque sólo sea por una de cada 70 violaciones a madres afganas y por la destrucción de la ciudad de Kabul. Los jehadis, junto con los talibanes, deben ser considerados los responsables de la tragedia que hoy azota Afganistán, y por lo tanto deben ser tratados como criminales de guerra, violadores, vándalos y misóginos, mientras que el asiento de Afganistán en las Naciones Unidas debería permanecer desocupado hasta que en Afganistán no exista un gobierno legal y representativo.

Si realmente la comunidad internacional quiere acabar con las constantes y crueles violaciones de los derechos humanos y la barbarie sembradas por los fundamentalistas talibanes y jehadis tiene que tomar una postura directa, significativa, y firme frente a los jehadis y los talibanes manteniendo el puesto de Afganistán desocupado, y preparar el terreno para que se puedan celebrar unas elecciones justas y transparentes, de las cuales tendrían que mantenerse excluidas todas aquellas fuerzas, "figuras" y países responsables de la catástrofe que hoy sufre el país.

Una vez más, RAWA mantiene su rotunda exigencia desde todas las fuerzas democráticas y otras instituciones internacionales y pide que el asiento de Afganistán en las Naciones Unidas no sea ofrecido ni a los talibanes ni a los jehadis. Que sea el propio pueblo afgano quien decida quién debe ocupar el asiento en las Naciones Unidas en nombre de Afganistán.

¡Abajo los terroristas jehadis y talibanes!
¡Viva la libertad y la democracia!
¡Todo el poder para el pueblo afgano!

Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA)

13 de noviembre de 2000



Los talibanes no deben ocupar el asiento en las Naciones Unidas en representación de Afganistán

The Frontier Post, 16 de noviembre de 2000

The Frontier Post, Nov.16, 2000 PESHAWAR (Online)- La Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA), expresando su preocupación por la asignación de la representación de Afganistán en la Alianza Norte, repitió que el puesto en representación de Afganistán en las Naciones Unidas no debería haberse cedido a los talibanes ni a los jehadis.

"Que sea el propio pueblo afgano quien decida quién debe ocupar el asiento en las Naciones Unidas en nombre de Afganistán", reclamaron en una nota de prensa que publicamos en esta edición.

RAWA recordó que otro año sangrante había transcurrido, en el que tanto los fundamentalistas talibanes como los jehadis, liderados por la banda de Rabbani-Massoud habían sembrado la barbarie, el saqueo, la muerte la destrucción y han provocado violaciones, migraciones forzadas y traiciones.

También remarcó que "aunque las acciones de los fundamentalistas afectaran a miles de personas, fueron especialmente las malhadadas mujeres las que se convirtieron en carne de cañón de las brutalidades y los crímenes contra la humanidad perpetrados por los integristas, y que el norte del país se había vuelto a convertir en el escenario de las masacres y las luchas más brutales, pero - se lamentaron - las Naciones Unidas hicieron caso omiso del problema".

"Las Naciones Unidas, en lugar de ceder el asiento de Afganistán a los asesinos del pueblo afgano, Rabbani-Massoud y compañía, lo que deberían hacer es perseguir a todos los integristas en tanto que criminales, y entregarlos al Tribunal Internacional para que sean juzgados", añadió la Asociación.

Los jehadis, así como los talibanes, deben ser considerados los responsables de la tragedia que hoy azota Afganistán, y por lo tanto deben ser tratados como criminales de guerra, violadores, vándalos y misóginos, mientras que el asiento de Afganistán en las Naciones Unidas debería permanecer desocupado hasta que en Afganistán no exista un gobierno legal y representativo.








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