Página 12, Buenos Aires-Argentina, 12 Noviembre 2003


El fracaso en Afganistán

Por Mariam Rawi * desde afganistan


A fines del 2001, Estados Unidos atacó Afganistán donde, supuestamente, se escondía Osama Bin Laden. El ataque fue justificado en la brutal represión que ejercía el gobierno talibán contra las mujeres. Sin embargo, dos años después, el nuevo gobierno -del presidente Hamid Karzai- no le dio más derechos a las mujeres. La Asociación de Mujeres Revolucionarias de Afganistán (RAWA) denuncia que la primera invasión norteamericana post 11 de septiembre fue un fracaso: las mujeres siguen sin poder estudiar, trabajar, ni vestirse libremente.

Cuando los Estados Unidos se proponía bombardear Afganistán, en octubre del 2001, la opresión de las mujeres afganas fue usada como una justificación para ir contra el régimen talibán. Pero, dos años después del colapso talibán, la situación de las mujeres afganas sigue siendo trágica. El 6 de octubre de este año Amnesty International difundió un documento acerca del tratamiento de mujeres en Afganistán. El reporte concluye: "La comunidad internacional y el presidente Hamid Karzai se han probado incapaces de proteger a las mujeres. El riesgo de violación y violencia sexual sigue siendo alto. Los matrimonios forzados, particularmente en niñas, y la violencia en contra de la mujer en la familia, están esparcidas en el país".

Aunque las mujeres en Kabul (la capital) y algunas otras ciudades son libres de ir a la escuela y a trabajar, en otras partes del país el ejército y los gobiernos locales tienen sus propias reglas. En la mayor parte de Afganistán las mujeres siguen teniendo prohibido salir afuera de sus casas sin estar acompañadas y las jóvenes no tienen ninguna educación. Por ejemplo, en Herat, que está bajo el gobierno de Ismail Khan, los decretos talibanes son impuestos a las mujeres: no pueden ir en taxi o caminar sin compañía de un pariente cercano varón y las mujeres que se ven con hombres pueden ser arrestadas por la "policía especial" y forzadas a tener exámenes médicos en el hospital para ver si tuvieron recientemente encuentros sexuales.

Debido a la continua presión un gran número de chicas jóvenes se suicidan. Hay decenas de casos de autoinmolaciones que son reportados cadames en Herat, incluso el número de suicidios entre las mujeres es mucho más grande que antes del régimen talibán.

En el Norte y Sur de Afganistán, las mujeres y las chicas jóvenes han sido violadas o forzadas para casarse con los comandantes de la Alianza del Norte. Tampoco hay ningún signo de mejora para las mujeres en las áreas rurales y el acceso a la educación sigue siendo un sueño. En algunas áreas donde están funcionando escuelas para chicas, la gente está demasiado asustada como para mandar a sus hijas a la escuela porque recientemente varias escuelas fueron quemadas.

Además, tanto chicas como pequeños varones han sido violados por hombres armados. Una trabajadora de una ONG contó a Amnesty: "Durante la era talibán si una mujer iba a un mercado y mostraba un centímetro de carne era azotada, ahora es violada". Hasta en Kabul, donde hay un montón de tropas extranjeras presentes, no se sienten seguras y muchas continúan llevando el desagradable burka. Y tampoco son permitidas las cantantes en la televisión.

En definitiva, la guerra sobre el terrorismo ha derribado el régimen talibán pero no ha removido a los fundamentalistas, que usan mal a la religión y a las tradiciones ancestrales para oprimir a la mujer y son la principal causa de la miseria de las mujeres afganas. Por eso, es doloroso oír a algunos líderes occidentales y a algunos medios hablar de la "liberación" de Afganistán.


* Esta columna es una síntesis de un artículo enviado especialmente por la Asociación de Mujeres Revolucionarias de Afganistán (RAWA) a Las/12. El nombre de Mariam Rawi es un seudónimo de una integrante de RAWA que suele escribir para The Guardian y The Sydney Morning Herald y que dio conferencias en España, Alemania, Sudáfrica y Brasil sobre la situación de las mujeres afganas.









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