El Pais, 14 de marzo de 2002


SHALA AZAD ACTIVISTA AFGANA
'Sin lograr seguridad, hablar de educación o sanidad es inútil'



NAIARA GALARRAGA | Bilbao


Oculta su verdadero nombre tras el de Shala Azad; también su rostro en cuanto aparecen las cámaras porque teme las represalias. A sus 27 años, esta afgana criada en un campo de refugiados en Pakistán es activista de la Asociación Revolucionaria de Mujeres Afganas (RAWA, por sus siglas en inglés). Azad visita Euskadi porque el Gobierno vasco ha sido el primero en comprometerse con RAWA para prestarle apoyo diplomático para la creación de un tribunal internacional que juzgue los crímenes cometidos en su país.




Pregunta. ¿Por qué es RAWA aún clandestina en Afganistán si los talibanes ya han huido?

Respuesta. La situación general en Afganistán no ha cambiado. RAWA siempre ha criticado a los fundamentalistas y sus atrocidades. Miembros de la Alianza del Norte prohibieron a un librero recientemente vender publicaciones de RAWA... si no puedes siquiera vender libros, ¿cómo vas a poder practicar el activismo abiertamente?

P. Su objetivo ahora es llevar a los responsables de los crímenes cometidos en su país ante un tribunal internacional. ¿Cómo lo harán?

R. Hasta ahora era imposible. Necesitamos apoyo financiero y político. El Gobierno vasco ha sido el primero en darnos apoyo diplomático. Es muy importante para nosotras porque representantes de grupos [de la Alianza del Norte] que cometieron atrocidades están ahora en el poder.

P. ¿Qué gobierno sería aceptable para RAWA?

R. El actual es inaceptable porque los puestos clave están ocupados por representantes de los mismos grupos que cometieron atrocidades hace años. Cualquier gobierno que respetara la democracia, los derechos humanos, los de las mujeres y ofreciera paz y seguridad sería aceptable. Por ahora la única solución es el regreso del antiguo rey de Afganistán y que las fuerzas de la ONU desarmen a estos grupos fundamentalistas. Eso nos dará a los movimientos democráticos afganos la oportunidad de afianzarnos y participar en unas elecciones. Los comicios bajo el dominio de los fundamentalistas no serán libres ni justos.

P. RAWA reivindica la separación entre religión y Estado.

R. Es necesario sobre todo en países como Afganistán donde grupos están usando la religión como un arma política. Los talibán sin ir más lejos.

P. Una afgana decía: 'Denme seguridad y ya me quitaré el burka'. ¿Qué ocurre con la educación y el trabajo?

R. El burka se convirtió en un signo de la opresión cuando los talibanes llegaron al poder pero, al mismo tiempo, las mujeres aún no están preparadas para quitárselo porque dentro de él se siente más seguras, especialmente las jóvenes, las mujeres que salen de casa. Creo que lograr seguridad para las mujeres y los afganos en general es la lucha prioritaria. Una vez haya seguridad, podremos hablar de educación, sanidad, etcétera. Sin seguridad será todo inútil.

P. ¿Han notado las afganas la presencia de ministras en el gobierno provisional?

R. Por supuesto. La presencia de mujeres se nota en cualquier gobierno. Pero sus convicciones políticas son muy importantes, si están trabajando con los fundamentalistas no representan a las mujeres. Por ejemplo, una de ellas es del Wahdat, el partido más odiado, machista y criminal.





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